“Y Juan estaba vestido de pelo de camello, y tenía un cinto de cuero alrededor de sus lomos; y su comida era langostas y miel silvestre” (Mateo 3:4).
Juan el Bautista
Después de 430 años de silencio desde el profeta Malaquías, el Señor levantó un nuevo profeta para restaurar a Israel al camino correcto. Como estaba profetizado, Juan vino “con el espíritu y el poder de Elías” (Lucas 1:17). A través de su estilo de vida y vestimenta, Juan dirigió la mente de la gente a los mensajes de los antiguos profetas.
Juan era nazareo de nacimiento, y su sencilla vida de abstinencia estaba de acuerdo con los requisitos de ese voto sagrado (Lucas 1:15; Números 6: 3; Jueces 13: 4). Algunos han especulado que Juan era de la secta esenia, pero su vida no lo respalda. Los esenios se retiraron de la sociedad y se convirtieron en ascetas.
Aunque Juan pasó un tiempo considerable solo en el desierto, no era un asceta. Salía de vez en cuando para pasar tiempo con los hombres, incluso antes del comienzo de su ministerio. Si bien en su tiempo había comunidades esenias en el desierto de Judea a lo largo de la costa occidental del Mar Muerto, no hay evidencia histórica que respalde el hecho de que Juan era parte de esta secta austera.
La vestimenta de Juan
Algunos han especulado que Juan se vestía con el pelo de camello, pero en Mateo 3: 4, vemos que su vestido estaba hecho de pelo de camello, toscamente tejido. Su faja de cuero era probablemente de piel de oveja o piel de cabra, y se usaba alrededor de la cintura para sujetar la prenda exterior larga y suelta. Juan el Bautista vestía el atuendo que se parecía al que vestían los profetas antiguos (2 Reyes 1: 8; Zacarías 13: 4).
El vestido sencillo de Juan fue también una reprimenda al lujo de su tiempo, a las «vestiduras delicadas» que se usaban «en las casas de los reyes» (Mateo 11: 8). Su atuendo era apropiado para su llamado a la reforma contra la maldad que prevalecía. El «reino» que Juan proclamó «no era de este mundo» (Juan 8:23); su ropa se asemejaba a una posición contra el materialismo mundano. Juan vivió lo que predicó para el eterno «reino» de los cielos.
La dieta de Juan
Al igual que su ropa sencilla, su dieta consistía en alimentos sencillos, langostas y miel silvestre. Mostró que su dieta abstemia es esencial para la fortaleza mental y la perspicacia espiritual necesaria para poder comprender y practicar las verdades sagradas de la Palabra de Dios. Estas características eran esenciales para un profeta y también son importantes hoy en día para aquellos que van a llevar el mensaje de Elías del tiempo del fin al mundo.
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