Pregunta: ¿Por qué permitió Dios que la esposa/viuda de un hermano muerto tuviera relaciones sexuales con su próximo hermano?
Respuesta: Durante los tiempos bíblicos, había excepciones para las viudas, especialmente entre ciertas culturas. En las antiguas sociedades patriarcales del Cercano Oriente era muy importante que el nombre y la propiedad del difunto se mantuvieran en su posteridad (los hijos de uno). Si un hombre casado moría sin hijos, era olvidado y no se contaban sus bienes, pero si su hermano asumía el deber de darle una semilla, entonces todo estaba bien. Tenemos una referencia a eso en la Ley Mosaica para el matrimonio por levirato: si un hombre casado moría sin tener hijos, su hermano estaba obligado a casarse con la viuda y criar una semilla para ella y su difunto esposo. Esta simiente heredaría la propiedad del hombre muerto y llevaría su nombre (Deuteronomio 25:5–10).
Pautas con respecto a la viuda
La viuda no se convertiría en una segunda esposa. Una vez que ocurría un embarazo, el deber del hermano había terminado. De hecho, Dios castigó a un hermano por abusar de esta ley. La Biblia narra de un individuo llamado Onán que usó a la viuda de su hermano para su placer, pero a propósito no la dejó embarazada. Por esta mala acción, fue castigado por el Señor. “Después Judá tomó mujer para su primogénito Er, la cual se llamaba Tamar. Y Er, el primogénito de Judá, fue malo ante los ojos de Jehová, y le quitó Jehová la vida. Entonces Judá dijo a Onán: Llégate a la mujer de tu hermano, y despósate con ella, y levanta descendencia a tu hermano. Y sabiendo Onán que la descendencia no había de ser suya, sucedía que cuando se llegaba a la mujer de su hermano, vertía en tierra, por no dar descendencia a su hermano. Y desagradó en ojos de Jehová lo que hacía, y a él también le quitó la vida. Y Judá dijo a Tamar su nuera: Quédate viuda en casa de tu padre, hasta que crezca Sela mi hijo” (Génesis 38:6-11).
Pero cuando Sela creció y no le fue entregada a Tamar para criar la simiente de su hermano (v. 14), se vio obligada a pensar en otro plan. Entonces, cuando murió la esposa de Judá, Tamar ocultó su identidad y fingió ser una ramera para que Judá le diera descendencia. Y así lo hizo. La acción de Tamar no se consideró incorrecta, ya que Judá no cumplió con su derecho legal sobre ella y planteó una semilla para su hijo. Cuando Judá se enteró de lo que había hecho Tamar, dijo: “Más justa es ella que yo, por cuanto no la he dado a Sela mi hijo. Y nunca más la conoció” (v. 26).
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BibleAsk Team