Hay una diferencia entre adulterio y fornicación. El adulterio es una relación sexual voluntaria entre una persona casada y una pareja que no es el cónyuge legal. La fornicación es una relación sexual voluntaria entre personas que no están casadas entre sí.
Tanto el adulterio como la fornicación son pecados ante Dios. “¿No sabéis que los injustos no heredarán el reino de Dios? No erréis; ni los fornicarios, ni los idólatras, ni los adúlteros, ni los afeminados, ni los que se echan con varones, ni los ladrones, ni los avaros, ni los borrachos, ni los maldicientes, ni los estafadores, heredarán el reino de Dios” (1 Corintios 6:9, 10). La lista de pecados que se encuentra en los vers. 9, 10 incluye la mayoría de los pecados comunes de la carne (Gálatas 5: 19-21; Efesios 5: 3-7). La Biblia ofrece una visión mucho más amplia de cómo Dios ve estos dos pecados sexuales:
Fornicación
En el Antiguo Testamento, todo pecado sexual estaba prohibido por la ley mosaica y la costumbre judía. En un sentido espiritual, la palabra hebrea traducida «fornicación» en el Antiguo Testamento también estaba en el contexto de la idolatría (2 Crónicas 21: 10-14; Ezequiel 16).
En el Nuevo Testamento, «fornicación» proviene de la palabra griega «porneia», que incluye el adulterio y complacer cualquier tipo de lujuria ilegal, que también incluye a la homosexualidad. El uso de la palabra en los evangelios y las epístolas siempre se refiere al pecado sexual, sin embargo, en Apocalipsis, siempre se refiere a la idolatría (Apocalipsis 2:14, 20; Apocalipsis 17: 1-2).
Adulterio
La palabra hebrea traducida como «adulterio» significa literalmente «romper el matrimonio». En un sentido espiritual, en el Antiguo Testamento, a menudo se refería a la idolatría de Israel como una mujer que se prostituía en pos de otros dioses (Éxodo 34: 15-16; Levítico 17: 7; Ezequiel 6: 9).
En el Nuevo Testamento, las dos palabras griegas traducidas como “adulterio” casi siempre se usan, en sus contextos, para referirse literalmente al pecado sexual que involucra a los cónyuges, pero en Apocalipsis se refiere a la idolatría (Apocalipsis 2:20).
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