Dios no castigó a Elí por los pecados de sus hijos, sino por no reprimir o impedir que sus hijos hicieran el mal. “Y Jehová dijo a Samuel: He aquí haré yo una cosa en Israel, que a quien la oyere, le retiñirán ambos oídos. Aquel día yo cumpliré contra Elí todas las cosas que he dicho sobre su casa, desde el principio hasta el fin. Y le mostraré que yo juzgaré su casa para siempre, por la iniquidad que él sabe; porque sus hijos han blasfemado a Dios, y él no los ha estorbado. Por tanto, yo he jurado a la casa de Elí que la iniquidad de la casa de Elí no será expiada jamás, ni con sacrificios ni con ofrendas” (1 Samuel 3:11-14).
¿Cuáles fueron los pecados de los hijos de Elí, y qué debió haber hecho él?
A-“Era, pues, muy grande delante de Jehová el pecado de los jóvenes; porque los hombres menospreciaban las ofrendas de Jehová.” (1 Samuel 2:17).
B- “Pero Elí era muy viejo; y oía de todo lo que sus hijos hacían con todo Israel, y cómo dormían con las mujeres que velaban a la puerta del tabernáculo de reunión. Y les dijo: ¿Por qué hacéis cosas semejantes? Porque yo oigo de todo este pueblo vuestros malos procederes. No, hijos míos, porque no es buena fama la que yo oigo; pues hacéis pecar al pueblo de Jehová. Si pecare el hombre contra el hombre, los jueces le juzgarán; mas si alguno pecare contra Jehová, ¿quién rogará por él? Pero ellos no oyeron la voz de su padre…. (1 Samuel 2: 22-25).
Elí, el padre
En lugar de que Elí detuviera a sus hijos de su maldad de una vez, simplemente los reprendió. El Señor Dios esperaba que Elí reprimiera a sus hijos. Aunque él sabía que sus hijos como sacerdotes habían tratado la ofrenda del Señor con desprecio y habían tenido relaciones inmorales con mujeres, en realidad no hizo nada que hubiera hecho un alto efectivo a su maldad. Como sumo sacerdote, podría haberlos destituido de sus cargos.
El fracaso de Elí en disciplinar a sus hijos lo llevó a su muerte, la muerte de sus hijos, la derrota en la guerra de los israelitas y la captura del Arca del Pacto (1 Samuel 4: 17-18). Todo esto podría haberse evitado si Elí hubiera hecho su parte para poner fin a las malas acciones de sus hijos, dando así un ejemplo de piedad a su nación.
La lección
La lección de esta historia es que los padres deben corregir a sus hijos a una edad temprana antes de que provoquen su ruina. “El que detiene el castigo, a su hijo aborrece; mas el que lo ama, desde temprano lo corrige” (Proverbios 13:24). El que no disciplina a sus hijos, se pone a sí mismo antes que a sus hijos. La disciplina paciente y persistente es una expresión de afecto “porque el Señor ama, disciplina, y azota a todo el que recibe por hijo” (Hebreos 12:6).
En Su servicio,
BibleAsk Team