El don de discernimiento de espíritus
El don de discernimiento de espíritus es la capacidad de distinguir entre inspiración piadosa y falsa. Es uno de los dones del Espíritu. Pablo escribió: “Ahora bien, hay diversidad de dones, pero el Espíritu es el mismo… A otro, el hacer milagros; a otro, profecía; a otro, discernimiento de espíritus” (1 Corintios 12:4, 10, 11). Dios no quiere que su iglesia sea crédula. Por esta razón, le otorga el don de distinguir entre espíritus verdaderos y falsos.
Debido a este don, los apóstoles de la iglesia primitiva tenían la capacidad de distinguir entre predicadores y profesantes del cristianismo verdaderos y falsos (Hechos 5: 1-10; 13: 9-11). Había una necesidad de este don cuando había muchos pretendientes que decían tener estos dones. Satanás siempre ha estado dispuesto a falsificar lo verdadero y, a menudo, apoya las afirmaciones falsas de los pretendientes mediante milagros sobrenaturales (2 Tesalonicenses 2: 9; Apocalipsis 13:13, 14).
Probar los espíritus
Los mensajes de los maestros que afirman ser enviados por Dios deben ser probados por las Escrituras. “!A la ley y al testimonio! Si no dijeren conforme a esto, es porque no les ha amanecido” (Isaías 8:20). Los de Berea escucharon con gusto a Pablo, pero escudriñaban las Escrituras para ver si lo que Pablo enseñaba era la verdad (Hechos 17:11)
Pablo aconsejó a los creyentes: “Examinadlo todo; retened lo bueno” (1 Tesalonicenses 5:21). El Señor ha dado pruebas definidas para determinar si un profeta es verdadero:
(1) El verdadero profeta debe confesar a Cristo tanto en acción como en palabra (1 Juan 4:1-3). Aceptará y confesará la deidad de Cristo (1 Juan 2:22, 23).
(2) Sus enseñanzas deben estar en consonancia con las enseñanzas de las Escrituras (Hechos 17:11; Gálatas 1: 8, 9).
(3) Los frutos de su enseñanza deben ser buenos (Mateo 7: 18-20).
Aférrate a la verdad
El creyente no solo debe probar los dones espirituales, sino que, habiendo discernido la diferencia entre lo verdadero y lo falso, lo bueno y lo malo, debe retener lo bueno, retenerlo, a pesar de todas las tentaciones de dejarlo ir. Es el deber de cada creyente aplicar a todo lo que lee y escucha la prueba de los escritos inspirados de profetas y apóstoles. Solo así puede la iglesia resistir los engaños de la falsa doctrina; solo así, cada creyente puede tener su fe basada en Dios y no en los hombres (1 Pedro 3:15).
Falsos profetas
El Señor advirtió a Su iglesia que surgirían falsos profetas, especialmente en los últimos días, y todos deberían estar listos para rechazar a esos falsos maestros: “Mirad que nadie os engañe. Porque vendrán muchos en mi nombre, diciendo: ‘Yo soy el Cristo;’ y a muchos engañarán (Mateo 24:4, 5, 11, 23-25). Estos falsos profetas también realizarán “señales” como prueba de su autoridad, y la gente las verá como “maravillas” (Mateo 12:38, 39). Sin embargo, Satanás realizará estos falsos milagros y señales. “Y no es maravilla, porque el mismo Satanás se disfraza como ángel de luz” (2 Corintios 11:14).
Asimismo, el apóstol Juan advirtió: “Amados, no creáis a todo espíritu, sino probad los espíritus si son de Dios; porque muchos falsos profetas han salido por el mundo. En esto conoced el Espíritu de Dios: Todo espíritu que confiesa que Jesucristo ha venido en carne, es de Dios; y todo espíritu que no confiesa que Jesucristo ha venido en carne, no es de Dios; y este es el espíritu del anticristo, el cual vosotros habéis oído que viene, y que ahora ya está en el mundo (1 Juan 4:1-3).
En Su servicio,
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