“Estabas mirando, hasta que una piedra fue cortada, no con mano, e hirió a la imagen en sus pies de hierro y de barro cocido, y los desmenuzó. Entonces fueron desmenuzados también el hierro, el barro cocido, el bronce, la plata y el oro, y fueron como tamo de las eras del verano, y se los llevó el viento sin que de ellos quedara rastro alguno. Mas la piedra que hirió a la imagen fue hecha un gran monte que llenó toda la tierra“(Daniel 2:34-35).
El rey Nabucodonosor tuvo un sueño. Lo primero que vio el rey fue una gran imagen hecha de los siguientes elementos minerales:
- La cabeza era de oro (Babilonia del 612 al 539 a.C.).
- El pecho y los brazos eran de plata (Medo-Persia desde 539-331 a.C.).
- El vientre y los muslos eran de bronce (Grecia del 331 al 168 a.C.).
- Las piernas eran de hierro (Roma desde 168 a.C.-476 d.C.).
- Los pies de hierro y barro (10 divisiones del Imperio Romano).
Luego, el rey vio una piedra que había sido cortada sin manos. En este sueño de la imagen multimineral, Dios delineó, para todas las generaciones futuras, el ascenso y la caída de los imperios que tendrían una influencia directa sobre Su pueblo.
El rey Nabucodonosor pudo haber pensado que había derrotado al Dios verdadero cuando sitió a Jerusalén y saqueó el templo (Daniel 1:1, 2), pero el Señor le mostró que Él es el gobernante de todo.
La piedra que fue cortada sin manos humanas representa el reino de Dios. Esta piedra reemplazará a todos los reinos terrenales (Apocalipsis 21:1). Babilonia, Medo-Persia, Grecia, Roma y las 10 divisiones del Imperio Romano pueden haber tratado de superar la autoridad divina y destruir al pueblo de Dios, pero todos los reinos terrenales eventualmente serán destruidos en la segunda venida de Cristo.
Cuando Jesús regrese, establecerá un reino eterno (Daniel 2:44). El tiempo avanza hacia este evento culminante, cuando el Hijo de Dios regresará en poder y gloria para traer el reino de la justicia eterna.
En Su servicio,
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