Narcicismo
El narcisismo se define como una preocupación o admiración excesiva por uno mismo. Un trastorno de personalidad narcisista es una condición mental en la que una persona tiene un sentido inflado de su propia importancia, una profunda necesidad de atención y admiración excesivas, relaciones problemáticas y falta de simpatía por los demás. Pero detrás de esta condición, sufre de una baja autoestima que lo hace vulnerable a las críticas.
El primer narcisista
Satanás fue el primer narcisista. Fue creado por Dios (Ezequiel 28:13, 15) como un querubín “cubridor” (Ezequiel 28:14). Su hermosura era perfecta y su sabiduría impecable (Ezequiel 28:15). Pero eligió albergar orgullo en su corazón. Y se exaltó a sí mismo y decidió intentar derrocar a Dios. La Biblia describe su estado: “Se enalteció tu corazón a causa de tu hermosura, corrompiste tu sabiduría a causa de tu esplendor” (Ezequiel 28:17). “Tú que decías en tu corazón: …junto a las estrellas de Dios, levantaré mi trono, …y seré semejante al Altísimo” (Isaías 14:13, 14).
El orgullo y el egoísmo llevaron a la caída de Satanás (Proverbios 16:18). Y, así, fue arrojado del cielo a la tierra. Y sus ángeles fueron arrojados con él (Apocalipsis 12:7-9). Después de la creación del hombre, Satanás pudo engañar a la humanidad. Y así fue como el pecado entró en nuestra tierra y la condenó a muerte eterna (Romanos 5:12).
El plan de salvación
Pero Dios, en Su infinita misericordia, envió a Su Hijo para redimir a la humanidad de la muerte eterna. “Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna” (Juan 3:16). Ahora, toda persona que acepta la muerte de Cristo en su nombre por fe y le obedece es salva. “Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios” (Juan 1:12).
Altruismo
Una de las señales del fin es que la gente será amadora de sí misma (2 Timoteo 3:2-8). Amarse a sí mismo (Romanos 7:5) es la antítesis del genuino espíritu cristiano de generosidad (1 Corintios 13:5) y mansedumbre (Mateo 5:5). Cristo fue un altruista y los cristianos están llamados a caminar en sus pasos. La Biblia enseña: “no mirando cada uno por lo suyo propio, sino cada cual también por lo de los otros” (Filipenses 2:4).
El apóstol Pablo insta a los cristianos a no ser egoístas. Les pide que muestren un tierno cuidado por la felicidad y el bienestar de los demás. Nadie debe vivir sólo para sí mismo y despreciar las necesidades de los demás. El cristiano debe negarse a sí mismo y seguir al Señor por el camino del sacrificio y del amor (Marcos 8:34).
Dios da la victoria
Las obras del egoísmo y el narcisismo (Gálatas 5:19-21) pueden ser superadas por el poder de Dios a través de la fe. Cristo llama a sus hijos a ser libres del egoísmo (Juan 8:34-36). Y esto se puede lograr por Su gracia transformadora cuando los creyentes aceptan a Cristo en sus vidas. “De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas” (2 Corintios 5:17).
Este proceso sucede cuando los hijos de Dios se conectan diariamente con Dios mediante el estudio de Su Palabra y la oración. Jesús dijo, “Permaneced en mí, y yo en vosotros. Como el pámpano no puede llevar fruto por sí mismo, si no permanece en la vid, así tampoco vosotros, si no permanecéis en mí” (Juan 15:4-10).
Así, los creyentes se ponen en un nuevo camino opuesto al camino del narcisismo (Ezequiel 36:26, 27; Juan 1:12, 13; 3:3–7; 5:24; Efesios 1:19; 2:1, 10 ; 4:24; Tito 3:5; Santiago 1:18), y se hacen partícipes de la naturaleza divina del amor. Porque el Señor ha “dado preciosas y grandísimas promesas, para que por ellas llegaseis a ser participantes de la naturaleza divina, habiendo huido de la corrupción que hay en el mundo a causa de la concupiscencia” (2 Pedro 1:4, 1 Juan 5:11, 12).
En Su servicio,
BibleAsk Team