“La ciudad se halla establecida como un cuadrado: su longitud es igual a su anchura. Con la caña midió la ciudad: doce mil estadios” (Apocalipsis 21:16). La ciudad es perfectamente cuadrada. Su perímetro es de 12,000 estadios, o 1,500 millas (un estadio es 1/8 de milla). Tiene 375 millas de largo por cada lado. Las escrituras enseñan que la altura es igual a lo ancho, lo que significa que la ciudad se extenderá hacia los cielos con estructuras muy altas.
Si la Nueva Jerusalén estuviera abarrotada y cada persona salvada tuviera solo 100 pies cuadrados de espacio en el suelo, habría espacio para 39 mil millones de personas en la ciudad, que es muchas veces la población actual del mundo. Muchos estadísticos creen que si todas las personas que han vivido alguna vez se salvaran, habría mucho espacio para ellos en la ciudad. Lamentablemente, las Escrituras dejan claro que solo unos pocos se salvarán (Mateo 7:14).
Apocalipsis 21:16 da la descripción de la ciudad. Pero las escrituras también enseñan que los creyentes también tendrán casas fuera de la ciudad. Habrá más espacio en nuestro nuevo planeta ya que no habrá océanos (Apocalipsis 21:1) solo pequeños cuerpos de agua (lagos). “Edificarán casas, y morarán en ellas” (Isaías 65:21, 22). Los justos edificarán sus propias casas en la nueva tierra, además de las mansiones que Cristo preparó para ellos en la ciudad (Juan 14:1-3).
Independientemente de la incertidumbre que pueda haber en cuanto a la proporción o el tamaño exacto de la ciudad, lo cierto es que las glorias de esa ciudad celestial superarán con creces la imaginación más afectuosa. Nadie debe preocuparse, porque habrá espacio suficiente para todos los que deseen residir. En la casa del Padre hay “muchas moradas” (Juan 14:2).
En Su servicio,
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