Matar y asesinar son dos cosas diferentes. Asesinar es “quitar una vida de manera premeditada e ilegal”, mientras que matar es, de manera más general, “quitar una vida”. El concepto erróneo de que «matar» y «asesinar» son sinónimos se basa parcialmente en la mala traducción del sexto mandamiento de la Reina Valera, que dice: “No matarás” (Éxodo 20:13). Sin embargo, la palabra matar es una traducción de la palabra hebrea ratsach, que casi siempre se refiere a matar intencionalmente sin causa. El significado correcto de esta palabra es “asesinar”, y las traducciones modernas dan la orden: “No matarás”. La Biblia en lenguaje básico debería decir: “No den muerte a nadie sin causa”. Además, la misma Ley que prohíbe matar permite matar en defensa propia (Éxodo 22:2).
Durante la conquista de Canaán, Dios ordenó la destrucción de ciudades y naciones enteras: “Pero de las ciudades de estos pueblos que Jehová tu Dios te da por heredad, ninguna persona dejarás con vida, sino que los destruirás completamente: al heteo, al amorreo, al cananeo, al ferezeo, al heveo y al jebuseo, como Jehová tu Dios te ha mandado” (Deuteronomio 20:16-17). E hizo Josué lo que Dios le había mandado (Josué 10:40).
¿Por qué Dios dio tal mandato? Israel fue el instrumento de juicio de Dios contra los cananeos paganos, que eran extremadamente malvados. “Toda cosa abominable que Jehová aborrece, hicieron ellos a sus dioses; pues aun a sus hijos y a sus hijas quemaban en el fuego a sus dioses” (Deuteronomio 12:31). La destrucción cananea fue ordenada para proteger a Israel. “para que no os enseñen a hacer según todas sus abominaciones que ellos han hecho para sus dioses, y pequéis contra Jehová vuestro Dios” (Deuteronomio 20:18 y 12:29-30).
Cuando el cáncer asola el cuerpo, el área afectada debe ser cortada, de lo contrario, la enfermedad se propagará y destruirá todo el cuerpo. Asimismo, Dios en Su misericordia estaba protegiendo a Israel de estas naciones malvadas que amenazaban su existencia.
Sin embargo, los juicios de Dios estaban mezclados con misericordia. Por ejemplo, cuando Dios estaba a punto de destruir a Sodoma y Gomorra, Dios le prometió a Abraham que perdonaría a toda la ciudad para salvar a diez personas justas allí. Tristemente, diez personas justas no pudieron ser encontradas. Y Dios salvó al “justo Lot” ya su familia (Génesis 18:32; Génesis 19:15; 2 Pedro 2:7). Más tarde, Dios destruyó Jericó, pero salvó a Rahab la ramera y a su familia en respuesta a la fe de Rahab (Josué 6:25; Hebreos 11:31). Hasta el juicio final, Dios siempre tratará con misericordia a todos los que lo buscan.
En Su servicio,
BibleAsk Team