Como nosotros, Jacob experimentó a Dios de muchas maneras. A menudo, estos tiempos eran cuando necesitaba a Dios. Aquí es donde leemos la historia de cómo Jacob luchó con Dios:
“Así se quedó Jacob solo; y luchó con él un varón hasta que rayaba el alba” (Génesis 32:24).
Después de que Jacob engañó a su padre para tomar la bendición de Esaú, se escapó de casa. Y Esaú se consideró a sí mismo como el único heredero de las posesiones de su padre. Después de un tiempo, el Señor llamó a Jacob para que regresara a su país. Entonces, Jacob envió mensajeros para informar a Esaú de su regreso. Los mensajeros de Jacob le dijeron: “Esaú viene a tu encuentro con 400 hombres armados.” Esaú quería asegurar su posesión de riqueza y buscar venganza.
Jacob luchó con…
“Entonces Jacob tuvo gran temor, y se angustió” (Génesis 32:7) y decidió pasar la noche en oración a solas con Dios. Pero durante la noche “luchó con él un varón hasta que rayaba el alba” (Génesis 32:24). El extraño puso su dedo sobre el muslo de Jacob, y quedó lisiado instantáneamente. Entonces, Jacob se dio cuenta de que había luchado con un ser celestial. Arrepentido y quebrantado, se aferró al mensajero del Señor suplicando una bendición. El ser celestial trató de soltarse diciendo: “Déjame, porque raya el alba”. Pero Jacob le respondió, “No te dejaré, si no me bendices” (v. 26).
El resultado
A través del arrepentimiento, Jacob prevaleció. Aferró su fe a las promesas de Dios, y el corazón de Amor Infinito no pudo apartar su oración. Como evidencia de que había sido perdonado, el Señor cambió su nombre de uno que era un recordatorio de su pecado, a uno que conmemoraba su victoria. En el versículo 28 de ese capítulo leemos:
Y el varón le dijo: “No se dirá más tu nombre Jacob, sino Israel; porque has luchado con Dios y con los hombres, y has vencido.”
Es por eso que Jacob dijo: “Vi a Dios cara a cara, y fue librada mi alma” (Génesis 32:30). Este ser era el Cristo pre-encarnado, “el ángel del pacto” (Malaquías 3:1), actuando como instrumento del Señor para la comunicación y la manifestación. Esta aparición de Cristo en forma humana no es extraña en el Antiguo Testamento porque hay otros incidentes donde Cristo se reveló en forma física a los humanos (Génesis 18; Jueces 6:11-22; Génesis 14:17-20).
En Su servicio,
BibleAsk Team
