La profecía del 2300 – 1844
El significado del año 1844 apareció cuando William Miller encabezó un movimiento que estaba estudiando las profecías de Daniel 8 y 9. Estas profecías presentaban la profecía de los 2,300 días de Daniel 8:14. El ángel Gabriel dijo: “Hasta dos mil trescientas tardes y mañanas; luego el santuario será purificado”.
Los cristianos milleritas pensaban que el santuario era la tierra. Ellos creían que Dios venía a limpiar la tierra con fuego. Cuando sumaron los 2,300 años desde el mandamiento de reconstruir Jerusalén (457 a. C.) dado en el capítulo 9 de Daniel, llegaron a 1844. Así llegaron a la conclusión los milleritas de que Jesús vendría por segunda vez en 1844.
Purificando el santuario celestial
Pero cuando Cristo no vino, algunos se desanimaron, algunos dejaron de estudiar y algunos regresaron a sus antiguas iglesias. Pero, un grupo continuó estudiando, y descubrió que no hay nada en la Biblia que llame a la tierra el santuario. El santuario del templo terrenal de los judíos fue destruido en el año 70 d.C. Entonces, entendieron que la profecía se refería al santuario celestial y al modelo original donde Jesús está ministrando a favor de los creyentes. Moisés miró el templo celestial para edificar el terrenal (Hebreos 8:5). Y el libro de Hebreos confirma que Jesús es ahora nuestro Sumo Sacerdote en el templo celestial:
“Ahora bien, el punto principal de lo que venimos diciendo es que tenemos tal sumo sacerdote, el cual se sentó a la diestra del trono de la Majestad en los cielos, ministro del santuario, y de aquel verdadero tabernáculo que levantó el Señor, y no el hombre… los cuales sirven a lo que es figura y sombra de las cosas celestiales, como se le advirtió a Moisés cuando iba a erigir el tabernáculo, diciéndole: Mira, haz todas las cosas conforme al modelo que se te ha mostrado en el monte” (Hebreos 8:1, 2, 5).
El juicio investigador
Y por lo tanto, estos creyentes entendieron que en 1844, Cristo entró en la última fase de ese juicio investigador celestial. Este juicio especial, como el de Yom Kippur de Israel, representa la expiación final que se hará por el planeta tierra (Levítico 23:27-29). A través de Su sangre derramada aplicada a aquellos inscritos en el libro de la vida, Cristo confirmaría las decisiones de Su pueblo de servirle eternamente. Y cuando termine este juicio, Él vendrá de nuevo para recompensar a cada uno según Su obra (Apocalipsis 22:12).
En Su servicio,
Equipo BibleAsk