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¿Cómo puedo vencer el espíritu de crítica?

Crítica – Definición y Causas

La crítica se define como el acto de dar un juicio, comentario, etc. desfavorable o severo. Según la Biblia, el espíritu de crítica es el resultado de nuestra naturaleza pecaminosa (Salmo 51:5; 58:3; Romanos 3:23; 5: 12). Generalmente, una persona con una mente no renovada practica la crítica y juzga a los demás (Romanos 12:2).

Además de la naturaleza pecaminosa, algunas personas tienden a albergar una actitud pesimista o negativa hacia los hombres. Una persona negativa puede tener pecados no confesados ​​en su vida (Romanos 2:1). Entonces, naturalmente, él o ella no tiene paz. Este estado de ánimo se manifiesta bajo la forma de un espíritu crítico. Algunos juzgan a otros por sus propias inseguridades e inmadureces (Gálatas 4:4; 1 Corintios 14:20). Adoptan un espíritu lleno de amargura (Hebreos 12:15). Así, el mal tesoro de sus corazones produce críticas (Lucas 6:45).

¿Cómo puedo vencer el espíritu de crítica?

  1. Camina en humildad ante Dios y los hombres. “Humillaos delante del Señor, y él os exaltará” (Santiago 4:10). Para hacer eso, necesitamos orar: “Examíname, oh Dios, y conoce mi corazón; pruébame y conoce mis pensamientos; y ve si hay en mí camino de perversidad, guíame en el camino eterno” (Salmos 139:23-24). Es importante que no critiquemos a los demás “pues, [si] nos examinásemos a nosotros mismos, no seríamos juzgados” (1 Corintios 11:31). Por lo tanto, vivamos según la “Regla de Oro” (Mateo 7:9-12).
  2. Busca la santificación del alma mediante el estudio de la Palabra de Dios y la oración. La santificación incluye tanto una separación externa del mal como una transformación interna (Juan 3:3; Romanos 6:4,11,13; 2 Corintios 5:17; Gálatas 6:15). Pablo enseñó en Romanos 12:1-2: “Hermanos, os ruego por las misericordias de Dios, que presentéis vuestros cuerpos en sacrificio vivo, santo, agradable a Dios, que es vuestro culto racional”. 
  3. No juzgues. “No juzguéis, para que no seáis juzgados. Porque con el juicio con que juzgáis, seréis juzgados, y con la medida con que medís, os será medido” (Mateo 7:1,2). No debemos juzgar, ya que “todos compareceremos ante el tribunal de Cristo” y “cada uno de nosotros dará a Dios cuenta de sí” (Romanos 14:10-13). No debemos murmurar “los unos de los otros”. “El que murmura del hermano y juzga a su hermano murmura de la ley y juzga a la ley…” (Santiago 4:11-12). Recuerda que Dios es el único que puede juzgar con justicia porque puede leer los corazones de los hombres (1 Samuel 16:7; Hebreos 4:12; Santiago 4:11-12; Apocalipsis 19:11).
  4. Se lleno del Espíritu de Dios (Efesios 5:18) porque el Espíritu Santo tiene el poder de levantar a las personas del poder del pecado.
  5. Medita en lo que es positivo. “Todo lo que es verdadero, todo lo honesto, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo que es de buen nombre; si hay virtud alguna, si algo digno de alabanza, en eso pensad” (Filipenses 4:8; también Efesios 4:15-16, 29, 31-32). 
  6. Mantén tus ojos en Jesús, nuestro ejemplo perfecto. “Puestos los ojos en Jesús, el autor y consumador de la fe, el cual por el gozo puesto delante de él sufrió la cruz, menospreciando el oprobio, y se sentó a la diestra del trono de Dios. Considerad a aquel que sufrió tal contradicción de pecadores contra sí mismo, para que vuestro ánimo no se canse hasta desmayar” (Hebreos 12:2-3).
  7. No te asocies con personas críticas porque “No erréis; las malas conversaciones corrompen las buenas costumbres” (1 Corintios 15:33). Y recuerda que el diablo es el “acusador de nuestros hermanos… delante de nuestro Dios día y noche” (Apocalipsis 12:10). Por tanto, abandonemos el espíritu de crítica, que derriba a los demás (Proverbios 11:9; Romanos 3:13).
  8. Practica la bondad. “Y considerémonos unos a otros para estimularnos al amor y a las buenas obras” (Hebreos 10:24). Y si necesitamos hacer una crítica edificante, debemos hablar “la verdad en amor” (Efesios 4:15). Debemos ser “benignos unos con otros, misericordiosos, perdonándoos unos a otros, como Dios también os perdonó a vosotros en Cristo” (Efesios 4:32).
  9. Controla la lengua. “Si alguno se cree religioso entre vosotros, y no refrena su lengua, sino que engaña su corazón, la religión del tal es vana” (Santiago 1:26). Debemos tener discreción en el habla (versículo 19), lo que refleja la gracia de Dios obrando en nuestros corazones (Mateo 12:34–37).
  10. Anima a otros. Usemos nuestras lenguas para bendecirnos unos a otros. “Ninguna palabra corrompida salga de vuestra boca, sino la que sea Buena para la necesaria edificación, a fin de dar gracia a los oyentes” (Efesios 4:29).

En Su servicio,
Equipo BibleAsk

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